domingo, 23 de enero de 2011

Se quedan solos




Rafael Nadal y David Ferrer. Un binomio perfecto que conforma la única doble nacionalidad dentro del top-8 (aunque parece que Wawrinka quiere decir algo al respecto). Todos los demás, incluido Verdasco, se han quedado por el camino.

Tommy Robredo no pudo imponerse, como es lógico, a Roger Federer. El número dos del mundo es demasiado número uno para el español. No obstante, su entrega, su lucha y el set que le arrebató al helvético son dignos de mención. Sin embargo, parece el tenis un deporte en metamorfosis hacia un terreno vedado a las sorpresas. Federer lo confirmó. 6-3, 3-6. 6-3 y 6-2, y a cuartos de final. Roger Federer, que ya suma 27 comparecencias en esta ronda en un Grand Slam, ha superado en ese registro al mítico Jimmy Connors.

Por su parte, Almagro, en quien se depositaban muchas esperanzas de sorpresa, no pudo ni siquiera asustar al serbio Novak Djokovic (3). José Perlas, entrenador del de Murcia, aseguró antes del Open de Australia que ahora Almagro estaba recogiendo lo sembrado. Que los automatismos trabajados en su juego comenzaban a dar sus frutos. Es cierto, se le ve más maduro, aunque igual de agresivo sobre la pista. Sin embargo, se echa en falta ese punto de fuerza, de carácter, el valor diferencial que aportan los grandes para poder estar donde están. 

Finalmente, la derrota tal vez más dolorosa es la de Verdasco. Cierto es que tiene menor ránking que Berdych, aunque sea sólo por tres puestos (Berdych es sexto y Verdasco noveno). Lo que de verdad duele es que del número 9 del mundo se espera algo más. No entregar la raqueta tan rápido, no claudicar. Sin embargo, parece que la irregularidad va a ser la máxima rémora de este jugador que, por golpes y físico, debería merendarse a jugadores como Berdych con patatas. Un Berdych que, por cierto, parece triunfar y jugar mejor cuanto más alejado de los focos está. Cuando nada se espera de él, rinde a un nivel espectacular. Cuando nadie cuenta con su candidatura, se rebela y juega un excelso tenis. No obstante, cuando todos los flashes se dirigen hacia él, como en Londres el pasado año, no rinde.


En resumidas cuentas, nos quedamos con los de siempre. Con David Ferrer, cuyo carácter le permite dar un pasito al frente en comparación con Almagro o Verdasco, que se centra mucho más en su objetivo y que está realizando un buen torneo. Ahora le toca la única 'sorpresa' del cuadro, el joven Raonic, un canadiense entrenado por el español Galo Blanco que aspira a dar la campanada. Raonic es el número 152 de la ATP, pero con los puntos conseguidos en Australia va a dar un paso hacia delante muy importante. Y más si consigue consolidar el juego que está mostrando, algo que no es nada fácil.  

Por supuesto Rafa Nadal sigue una ronda más. Podría decirse que en el próximo partido, ante Marin Cilic (15) Rafa comienza el Grand Slam de verdad. El de los buenos. Hasta ahora se ha enfrentado a un jugador que se lesionó, Marcos Daniel, a un dulce Sweeting que se hundió por la presión y Tomic, un jovencito casi imberbe que, a pesar de salirle respondón, se va de Australia con el pequeño honor de haberle hecho cuatro juegos seguidos al número uno del mundo. Y dejando la sensación de que puede ser una revelación dentro de poco tiempo. Pero que, de momento, no. Por otra parte, con Cilic va a ser otra historia. El croata es un cañonero del saque, un cabeza de serie que, además, el año pasado ya llegó a semifinales en este mismo torneo. Veremos si puede plantarle cara a un Nadal que, dicen, aún padece los últimos retazos de la gripe que sufrió en Doha, lo que le hace jugar un tanto mermado. Toca comprobar si es cierto, cosa que daría aún mayor mérito al hecho de que aún no ha perdido ni un set. 

De estas primeras semanas se extraen un hecho objetivo y una conclusión o pregunta. El hecho objetivo es que sólo uno de los top-10 de la ATP se quedó fuera antes de tercera ronda: Mikhail Youzhny, el menos afín a este grupo. Ahora hay dos fuera, pero casi no cuenta porque a Verdasco, número nueve,  le eliminó el número 6, Tomas Berdych. Pocas, muy pocas sorpresas. Podrían considerarse las de Nalbandián, Del Potro y Davydenko, pero comprendiendo que salen de períodos de inactividad y que están en baja forma, no pueden catalogarse realmente como sorpresas. La conclusión o planteamiento es el siguiente: ¿Se está volviendo el tenis demasiado previsible? Parece que las primeras semanas de los GS ya sólo sirven para que los grandes se prueben de cara a rondas finales. No hay una sorpresa, un partido competido, a no ser que sea entre segundas espadas. El único que pudo poner en relativos apuros a un grande fue Gilles Simon. ¿Falta de relevo o excepcional talento de los tenistas? Sólo el tiempo lo demostrará.


Por cierto, el que parece que si que puja fuerte por subir en el ránking es el suizo Stanislas Wawrinka, que ya se ha cargado a Monfils y ahora busca derrotar a Roddick... parece que eso de dejar a la mujer le ha sentado bien...


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