miércoles, 17 de noviembre de 2010

Se nos va un grande, el primer grande


Finalista del Australian Open. El primero desde Gimeno (1969). Ganador de Roland Garros, frente a su amigo Álex Corretja, que después le ganaría en la mítica final del ATP World Championship. Pero, más que nada y sobre todo lo demás, número uno del mundo. Mejor tenista de los miles de millones de personas que practican este santo deporte. El primer español (de la era open). Abrió el camino. Fue el mejor. Fueron sólo dos semanas. ¿Y qué? Él llegó. Llegó donde ningún español había llegado. Llegó donde todos los que empezamos a jugar a esto de las raquetas queremos llegar. Los demás no. Sólo los elegidos. Y él lo es. Carlos Moyá Llompart, no voy a contar tu vida, ni quiénes fueron tus padres, ni cuándo aprendiste a jugar al tenis. Porque, básicamente, lo van a decir todos por todos los lados. Yo sólo quiero decir una cosa.

Gracias.

Gracias por inspirar a los jóvenes tenistas españoles (como yo). Gracias por tu tenis. Por tu derecha invertida liftada e imparable. Por descubrirnos a muchos que aquello del tenis también servía para los españoles. Que se podía jugar y ganar. Por ser la punta de lanza de aquella generación brutal de Berasategui, Costa, Mantilla o Corretja. Porque a los que nacimos a finales de los 80 o principios de los 90 casi no nos querían sonar Bruguera o Emilio Sánchez Vicario, y Arantxa y Conchita nos quedaban todavía muy tempranos. Fuiste tú, ganando Roland Garros a Corretja, y después perdiendo con él en el ATP World Championship de Hannover, quien nos descubriste el tenis. Nos decían los mayores que eso de jugar dos españoles la final de Roland Garros era algo increíble y no acabábamos de entenderlo, y quizá ahora con Ferrer, Verdasco o Nadal (y antes con Ferrero&co) no lo entendamos tampoco. Lo que si es cierto es que impulsaste a mucha gente a aficionarse a este deporte. Entre ellos a mí. Y aquí estoy, que no he llegado a alcanzar ni la millonésima parte del tenis que atesoras en tus venas. Y amando este deporte. Por ello, gracias.

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