sábado, 23 de enero de 2010

The King of Swing


Pistol Pete, como lo conocen algunos, el Rey del Swing para otros no es otro que Petros "Pete" Sampras, considerado por muchos como el mejor tenista de la historia. Su aval, una carrera plagada de títulos y la friolera de 286 semanas (102 consecutivas) al frente de la ATP. ¡Ah sí, y la mayor perfección técnica tenística alcanzada por el hombre!

De origen griego, siempre fue un atleta y un autodidacta, que aprendió a jugar al tenis en un frontón (como hiciera la aragonesa Conchita Martínez, a la que pienso dedicar una entrada, en su Monzón natal). Nació en Washington pero fue en California donde, merced al mejor clima, se dejó imbuir por la magia del tenis en el Peninsula Racquet Club.

La primera vez que el común de los mortales pudimos disfrutar de su pulcro servicio, sus inmaculadas voleas y su garra 'marca de la casa' fue en 1988, pero tardaría dos años en ganar su primer torneo, Filadelfia, ante todo un ganador de Roland Garros como Andrés Gómez (de hecho, lo ganó ese mismo año). La eclosión total de Pete Sampras tuvo lugar, cómo no, en un Grand Slam. Concretamente en el US Open de ese mismo año, competición en la que derrotó al carismático McEnroe, a Ivan Lendl y Andre Agassi, cuando aún tenía pelo, y con el que mantuvo una rivalidad que permitió remontar el vuelo a la popularidad del tenis en los años posteriores. Ganó ese torneo 4 veces más y avanzar por los 90 es sinónimo de ver su nombre junto a la etiqueta de campeón más que el de cualquier otro. Hasta 14 veces en Grand Slam, sólo superado en 2009 por la máquina de precisión suiza, Roger Federer. Y acudía (no como muchos grandes tenistas actuales) puntual a su cita con la selección para jugar la Davis, que de hecho ganó. Open de Australia, Open de Estados Unidos, Wimbledon, un sinfín (66) de torneos ganados... sólo se le resistió uno: la arcilla de la Philippe Chatrier, en París. En abril de 1993 agarró con fuerza el número uno mundial. Lo agarró con tanta fuerza que no quiso soltarlo en toda la temporada y permaneció un total de 286 semanas en él. Ganó 7 Wimbledons, algunos de ellos a bestias pardas como Ivanisevic y otros a leyendas como Jim Courier o Boris Becker. Algunos lo veían ya como un matagigantes, que no mostraba respeto por nada ni por nadie, devoraba antiguas figuras del tenis a una velocidad endiablada. Lo que no tenían en cuenta es que él iba a ser la figura superlativa. Protagonizó puntos, juegos, partidos y campeonatos épicos, como el de la tercera final que jugó de Copa Davis, contra Rusia y en una pista extraordinariamente lenta. Tras vencer en el quinto set a Chesnokov se derrumbó en el suelo sufriendo dolorosos calambres y ya no pudo levantarse sin ayuda. Pero ganó. Porque si algo podemos decir con certeza de este introvertido estadounidense es que era un ganador nato, a los hechos me remito. Seis años en el número 1 a final de temporada, por los cinco de Jimmy Connors.

La suya fue una vida plagada de éxitos que empezaron a decaer en 1999, si se puede llamar decaer a ganar 'sólo' Wimbledon, el Masters y otros tres torneos, debido a sus problemas físicos, que le relegaron a la tercera posición del ránking mundial. No obstante, siguió dando guerra a diestras y a siniestras, y volvió a ganar en la hierba londinense. Tras conseguir, en 2002, convertirse en el jugador que más Grand Slams había obtenido en la historia, por encima de Rod Laver o Roy Emerson, tomó la decisión de retirarse, lo que ocurrió a finales de 2003. Sólo dos años después, Tennis Magazine ya lo había elegido como el mejor jugador de la historia del tenis, y es de la opinión de muchos (como Federer) que podría haber seguido varios años más en el Top 5. Sin embargo, se retiró como sólo los genios saben hacerlo: en la cumbre. Así no dejó para el recuerdo una degradación ni tenística ni personal (por mucho que los medios se empeñasen en la época, ya sabemos cómo somos los periodistas), sino sus potentes passing shots con la derecha que le granjeó el título de Pistol Pete. Un estilo que parecía anquilosado en el pasado, como un remember de jugadores clásicos a lo Jimmy Connors, pero que evidentemente Sampras supo adaptar a los tiempos que corrían. Muchos dicen que fuese tal vez esa la causa de que nunca triunfase en Roland Garros, que jugaba muy chapado a la antigua, sin potenciar su liftado. Tonterías. Si tenemos que buscar la seña de identidad de Pete Sampras sería, a mi entender, el toque. El toque en el sentido de clase, de creatividad, de sutileza y perfección pero siempre aunados a la agresividad y a la garra que le imprimía al juego y al carácter. Mención aparte merece su servicio: potente, variado, colocado, técnicamente perfecto... letal. Igual que su revés, del estilo de Ivan Lendl y con una pulcritud en el swing fuera del alcance del 99,9% de los terráqueos. Estas características, unidas a su capacidad para subir a la red y definir con remates que levantaban al público y voleas imposibles, le hacían prácticamente invencible en pistas rápidas, aunque perdía su efectividad en el saque y en su potencia conforme la pista se enlentecía, ya que no era un jugador de top spin, digamos, del estilo de Nadal con golpes sobreliftados, y se veía abocado a defenderse con su revés, a pesar de lo cual obtuvo notables resultados en tierra y su juego es considerado como uno de los más completos de la historia del tenis, sin fisuras, sin fallas por las que 'meterle mano'. Podía jugar desde el fondo, con saque-volea, con subidas esporádicas: su abanico de posibilidades y recursos era tan amplio bajo presión como sin ella. Fue un jugador completo que se fue completando aún más con los años y la experiencia y salió airoso de una de las ternas con jugadores más brillantes de la historia del tenis.

Tal vez la causa, la excusa para retirarse fue la anemia que sufre, pero de lo que estamos seguros es que ese día el tenis perdió a una de las estrellas más brillantes de su constelación: al único jugador en terminar 1º del ranking durante 6 años consecutivos, al que más semanas no consecutivas (286) estuvo al frente de la ATP, a uno de los 4 jugadores en estar más de diez años entre los deiz primeros (12 en total). Apareció en al menos una final de Grand Slam por temporada durante 11 años seguidos, ganador de 5 Masters Cup, jugador más joven en ganar el US Open (con sólo 19 añitos), un porcentaje de victoria del 77% y 14 Grand Slams. Señoras y señores, Pete Sampras, simply the best.


2 comentarios:

  1. Sin duda enorme, y de no ser por Roger Federer, se le consideraría como el mejor tenista de la Historia. Federer sin duda lo supera en técnica y los resultados son el aval. Sampras jamás ganó Roland Garrós a diferencia de Federer que llegó a cuatro finales consecutivas y ganando la última, además de ganar 4 veces el abierto australiano por 2 de Sampras, y qué decir del récord de 237 semanas en forma consecutiva como número 1, y del récord de 286 semanas como número 1 de sampras, sin duda será pronto superado nuevamente por el Rey Federer. Así que permítaseme hacer humildemente una lista de los mejores tenistas de la historia comenzando por el más grande. Roger Federer, Pete Sampras, Rod Laver, Bjorn Borg

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  2. Pues si vamos por los golpes más importantes del tenis que son : Saque, derecha, volea y revés, sólo en étes último, Federer es Superior... Para mí, cada uno con su estilo de juego son los 2 mejores de la historia, sin considerar a uno por encima del otro.

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