Nueva temporada, nuevos retos

Comenzó hace pocas semanas una nueva temporada tenística. Una nueva temporada en la que encontramos un panorama afortunadamente más abierto, a priori, que en los últimos años. Tras unos pocos torneos de sparring, esta semana ha comenzado el Australian Open. Se acabaron las pruebas. Se acabó la pretemporada. El mejor tenis del mundo pega estas semanas con fuerza en las antípodas.


Hace un año Nadal y Federer copaban las dos primeras posiciones del ranking ATP, como ahora, pero las sensaciones eran bien distintas. Ambos llegaron a la final de Australia y comenzaron la temporada arrasando. Parecía que la tónica iba a seguir igual un año más. No fue así, las lesiones, la pérdida de confianza y, por supuesto, el buen hacer de otros grandes tenistas consiguieron heterogeneizar los títulos de la temporada, sobre todo en su recta final. Gente como Daydenko, Del Potro o Soderling se erigieron como alternativas a unos desconocidos (o desaparecidos) Nadal y Federer y, en menor medida, 'Nole' Djokovic y Andy 'Muzza' Murray, como lo llaman en Escocia.
Así, llegamos al final de la temporada con el título para Nicolay en el O2 de Londres y la Davis Cup para España. Un parón que Rafa estaba pidiendo a gritos y que tampoco a Federer le venía mal. Necesitaban recuperar sensaciones. Poco tiempo después el tenis ha vuelto a nuestros hogares, como dirían en la tele. No ha sido un parón muy largo, sobre todo para los españoles, que vivimos en diciembre la Copa Davis como el acontecimiento más importante del año. Pero un mes aislado de torneos y prensa dan para mucho. Nadal, Federer, Verdasco y compañía han llevado a cabo sus respectivas pretemporadas. Al de Manacor tiene que haberle servido (y así lo parece) para recuperar sensaciones y confianza, encontrar su feelin' y volver a tope en 2010, y más cuando defiende los 2.000 de Australia. A Federer, para acabar de hacerse en su condición de padre y volver por sus fueros, que no han sido los mismos desde Wimbledon. El resto de tenistas de primera y segunda fila acechan sus primeras posiciones.
Los primeros sparrings de la temporada, los preparatorios para el Open de Australia, nos han dejado buenas sensaciones a los españoles. Nadal ganó el paripé de Abu Dhabi, que vale que fuese de exhibición pero le ganó a grandísimos jugadores, entre ellos Soderling, una de sus bestias negras últimamente. Lo importante es que el manacorí ha vuelto a saborear las mieles del triunfo, y le han gustado. Parece que ha vuelto con la confianza a tope: que tiemble Federer. También Verdasco vapuleó al mismísimo Djokovic en otro torneo de exhibición en Australia, precende del Grand Slam aussie. En los primeros torneos oficiales, Nadal llegó a la final de Doha, mejorando así su resultado del año pasado (cuartos) y cayendo en una trepidante final ante Nicolai Davydenko. Ganó el primer set 6-0 y tuvo incluso dos macth balls. No pudo ser. Pero las sensaciones fueron inmejorables. Impresionante la racha que lleva, por otra parte, el ruso Davydenko, que no pierde en ATP desde hace mucho tiempo: ganó el Masters y gana ahora en Doha. Parece que empieza con fuerza el nuevo año, veremos hasta donde le llega el fuelle al cañonero soviético. En Auckland, otro de los torneos típicos de inicio de temporada, ha aparecido otro jugador que parece que va a subir este año como la espuma, el estadounidense John Isner. Llevaba un tiempo sonando como promesa y parece haber explotado finalmente. Con unas armas temibles pero limitadas (un servicio potentísimo merced a su gran altura y golpes planos y directos) parece ser el heredero de Karlovic o Philipoussis. De las mismas características que ellos, parece que, aunque sea un tanto fallón, va a tener que ser tenido en cuenta en los torneos más rápidos del año, pues es muy difícil romper (y responder) su saque y tiene un tenis muy agresivo.
Y esta semana ha comenzado el Open de Australia. Algunos ya han enseñado sus armas, otros las estaban velando. Se acabaron las medias tintas. Ahora todos van a por todo. Una nueva temporada, la más abierta de los últimos tiempos, que promete y mucho. Ojalá sea (otra vez) el año de Nadal. Y nosotros, a disfrutarlo.