viernes, 2 de marzo de 2012

La prueba del Djoker

¿Podrá Nole con la presión los próximos
 meses?
Se acabaron las suposiciones, las opiniones, las apuestas. Ha llegado el momento de demostrar. De poner la carne en el asador. Desde hace un año, es obvio, el tenis pertenece a Serbia. La eclosión de Djokovic no ha admitido réplica. Los más tradicionalistas, los más conservadores, han ido poniendo objeciones que el de Belgrado se ha encargado de ir derribando sin contemplaciones, una tras otra. Hasta hoy, todos hemos mantenido la esperanza de que el serbio se desinfle, de que Nadal, como tantas otras veces, vuelva. De que la clase de Federer le transporte de nuevo a las mieles del número uno. 


A los españoles no nos gusta Djokovic. Su estilo directo y potente contrasta con el de nuestros punteros, Nadal o Ferrer. Además, desbancó a Rafa cuando este había dado, por fin, buena cuenta del fenómeno suizo. Por eso nos hemos agarrado siempre a la racha, la suerte, el estado de forma... y hemos visto nuestro gozo en un pozo torneo tras torneo. La última vez, en Australia, incluso creímos que la historia cambiaba. Nos espera una temporada ilusionante, dije entonces, porque Nadal está más cerca de Nole. Porque Federer y Murray están también un puntito por encima que el año pasado. 

El escocés no termina de eclosionar como superclase pero sigue a un excelso nivel tenístico. El suizo parece haber frenado, clase por bandera, su cuesta abajo por enésima vez. De hecho, hoy Murray ha demostrado que el serbio es humano. El número uno ha caído y no podrá disputar la final de Dubai frente a Roger. 
Sin embargo, este hecho no es significativo... todavía. Dubai y Acapulco, los torneos de esta semana, se entienden casi como un sprint final, como una preparación de alto standing de cara a los primeros Masters 1.000 de la temporada. Ahora llega la crema, el sabor, los torneos que provocan verdaderos estragos en el ranking, revoluciones de los modestos, caídas de los advenedizos.
Prueba tras prueba, Djoker siempre ha
triunfado.

Por eso esta es la oportunidad de Novak Djokovic. Hasta ahora, siempre se han puesto pegas a su liderazgo. Dictador con derecha de hierro, golpeo inabarcable e indefendible, ha conquistado el número uno a base de raquetazos. Ahora tiene que defenderlo. Se enfrenta a su reto personal: Defiende, de aquí al final de Wimbledon, 6970 puntos. Sólo Rafa Nadal, con 7145, tiene mayor lastre que él. Los dos candidatos, en cambio, se encuentran ante un panorama mucho más despejado: 2910 puntos para Federer y 2520 para Murray. Son muchos, pero también muchos menos que los del serbio y el español.

Ya no estamos en la situación ídilica del año pasado, en la que Nole sólo podía crecer. Ya alcanzado la cima, ahora debe mantenerse en ella, y todos sabemos lo que esto significa. Exigencias del calendario, maratón de partidos, éxito como obligación y no como premio, presión constante, amenazas a su puesto en la ATP... es la hora de demostrar. Es la prueba a superar, la que te permite entrar en el panteón. Es la prueba del Djoker. 

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