viernes, 17 de junio de 2011

¿Cómo llegan los favoritos a Wimbledon?



Tal vez en otras circunstancias, los jugadores con más probabilidades de ganar dentro de algo más de dos semanas fueran muchos. Podríamos incluir a Roddick, que es un experto en esta superficie. O a Murray, que viene pletórico después de imponerse en Queen's ante su público por segunda vez. Incluso podríamos jugárnosla a una sorpresa como la del año pasado de Berdych. Ahí la lista de candidatos es amplia: Soderling, Del Potro, Ferrer... incluso Mohammed Ali (léase Tsonga), que ha realizado también un buen torneo en Queen's y parece estar en buena forma. Tal vez.

¿Quién ganará la ansiada copa este año? 

Sin embargo, en la actual coyuntura, la lista de favoritos para un torneo como Wimbledon  ha de reducirse a los tres mosqueteros y ni uno más: Roger Federer, Novak Djokovic y Rafael Nadal. La igualdad es máxima y sólo los pequeños detalles podrán decantar la balanza hacia uno de los lados. 



1. Roger Federer


King Fed, el Relojito Suizo. El maestro de maestros. El talento puro y errático. Si la voluntad, la concentración y la motivación acompañan, ganará Wimbledon. Es así de sencillo. Por tenis, entendido como técnica de golpeo y talento para construir y finalizar un punto, no tiene rival. Aún menos si se trata de una superficie como la hierba, que potencia su toque, su clase, su buena volea y mejor saque. El revés de Federer se vuelve más mortífero, por no hablar de esa derecha con la que hace lo que quiere y que, sobre el tapete de Wimbledon, deja muy poco margen de maniobra al rival tras botar. Roger ha ganado hasta 6 veces este torneo, y está a sólo uno de Pete Sampras y William Renshaw. Un caramelo demasiado apetecible como para que el suizo no se tome el interés necesario.

En los últimos tiempos todos veníamos apreciando un declive. Desde que perdiera por segunda vez el número uno con Nadal, Roger no andaba fino y 'sólo' ganaba torneos a 'arreones', como en Australia 2010 o en la pasada Copa de Maestros. Para un genio como él eso es muy poco. Sin embargo, parecía como si hubiera perdido el entusiasmo por ganar, pro luchar, por vivir el día a día del tenis. Eso, probablemente, se lo había arrebatado Nadal. Los aficionados, crueles como somos, enterramos a Federer y echamos siete llaves al sepulcro. Tales son la fuerza y el talento del helvético que los partió de cuajo todos el pasado Roland Garros. Tal vez picado por el olvido al que había sido relegado por una nueva rivalidad, su juego recordó al de los mejores tiempos y llegó hasta la final en París asombrando (una vez más) al mundo. Ahora está en su terreno, en su casa. En la superficie donde nació. Quiere acabar de acallar rumores y seguir en lo más alto. Ya es una leyenda, pero ahora quiere trascender incluso esto. Federer llega muy, muy fuerte a Wimbledon.

2. Rafael Nadal



Hace mucho, mucho tiempo que Nadal dejó atrás las críticas que le calificaban como un tenista terrícola, ultra defensivo o incluso un tanto falto de talento. Nuestro Rafa es eso y mucho más. Es capaz de variar muchos de sus golpes en sólo unas semanas para amoldar su estilo desde Roland Garros hacia Wimbledon. Imprime muchísimo más efecto a su saque, lo que quizá reduce la agresividad de la pelota pero aumenta la dificultad para un rival que se encuentra la pelota en el cuerpo o sobrepasándolo en un abrir y cerrar de ojos. Nadal es el tenista que más revoluciones imprime a la pelota. Su top spin (golpe liftado, envolviendo la bola) es el más vertiginoso del circuito. Normalmente esto se aplica como una característica defensiva pero para el de Manacor es todo lo contrario.

La velocidad a la que el césped repele la bola sumada a este efecto provocan que el rival deba jugar más de dos metros por detrás de la línea de fondo, incapaz de atacar. La pelota coge un vuelo espectacular y se eleva hasta alturas en las que el golpe queda si no destrozado al menos desamparado (sobre todo el revés). A todo ello, Rafa le añade un cambio de ritmo brutal con un revés cortado bastante inofensivo en apariencia. No le corre mucho la bola a Nadal en este golpe, ni es capaz de hacer casi ningún punto con el. Incluso su realización, metiendo la raqueta hacia el cuerpo para darle más efecto, no es muy ortodoxa. Sin embargo, cumple su cometido. El rival se encuentra con bolas que sobrepasan el metro y medio de altura, rápidas y muy profundas y otras cordas, lentas y muy bajas, en las que hay que flexionar las rodillas hasta el límite, tomando el riesgo de imprimir mucho mayor recorrido y fuerza al swing para acelerar un golpe bastante lento. Un cóctel que, en manos de alguien tan frío y calculador en la pista como es Nadal resulta terrorífico. De hecho, gracias a ello ha conseguido desbancar a uno de los mejores jugadores en hierba (y en lo demás) de toda la historia del tenis.

Ya le hemos visto ganar dos veces en el All England Tennis Club y aunque juega con la presión de defender 2.000 puntos y el número uno del Ranking ATP, Rafa lleva demostrando desde los 17 años que se come la presión con patatas. Para él lo importante son los títulos y ganar otro Wimbledon sería algo simplemente espectacular. Ha descansado más que otros años y ha llegado el último, pero me suena que hace un tiempo alguien dijo algo así como 'los últimos serán los primeros'. Ha utlizado, como el año pasado, Queen's de sparring, llegando a cuartos (por lo que no perdió ni un punto) y se adaptándose a la hierba. Viene como un ciclón tras superar sus inseguridades en Roland Garros y dar un golpe encima de la mesa. Es el número uno, tuvo un instante de dudas y lo ha superado y ahora quiere afianzar su liderato.

3. Novak Djokovic




Novak Djokovic es el único 'virgen' de nuestros tres candidatos principales. A sus 24 años aún no ha ganado Wimbledon, aunque es muy posible que lo consiga en el futuro. Nole terminó la temporada pasada con la Davis y empezó la presente como un vendaval que arrasó todo lo que pilló. Ganó todo lo que jugó y lo hizo con una violencia inusitada y una superioridad insultante. Sin embargo, el mago Federer, quién si no, le bajó los humos en las semis de Roland Garros. Novak vuelve a ser humano y ya no ostenta ese aura de invencibilidad.

Sin embargo, sigue siendo un enemigo formidable, en un estado de gracia brutal, con unos golpes demoledores 'golpea primero, pregunta después' que acaban con cualquiera. La velocidad de su golpe se debe a lo plano que golpea, por lo que, en comparación con sus más directos rivales, pierde algo de ventaja en la hierba, donde los efectos son fundamentales. Sin embargo, su martilleo constante y su manera de desplazar al rival son mortales. Queda por ver cómo ha asimilado la derrota en Roland Garros. Su parte del cuadro es, a priori, más complicada que la de Nadal, porque se enfrenta (otra vez) a Roger en una hipotética semifinal, mientras que Rafa se la jugaría ante Murray (que, ojo, viene de ganar en Queen's y hacer semis en París, cuidado). A Nole le afecta más la presión que a Rafa y sabe que vuelve a depender de sí mismo para acceder al número uno del mundo. Tiene que conseguir ese plus de fortaleza mental que le permita subir ese escalón. Es su segunda reválida, tras la Philippe Chatrier, donde suspendió. La Central Court espera ver al mejor Djokovic protagonizar otro duelo como el de las semifinales de hace unas semanas.

Nunca ha pasado de semifinales y Wimbledon no se le ha dado especialmente bien. Sin embargo, su trayectoria en este 2011 lo confirman como un jugador a respetar (no a temer) y un serio candidato a alzar la copa. Para mí, el menos favorito de los tres. Y, sin embargo, ya le gustaría a cualquier otro tenista del mundo encontrarse en su situación: a un mini pasito de ser el número uno del mundo.

Este dato lo dice todo. Estamso ante una coyuntura que antes era bilateral y ahora es trilateral. Ahora son tres los genios de la raqueta y tres los que llegan a cada torneo con la sensación de poderlo ganar todo. La historia nos ha regalado varias dualidades interesantes, por encima de todas al de Borg y McEnroe, pero ahora parece prepararnos para un triunvirato formado por el talentoso veterano, el gran y presente campeón y el mejor aspirante imaginable. Y dentro de unos días empiece Wimbledon. Saquen las palomitas, amigos. O las fresas con nata, claro. El espectáculo nos espera.




1 comentario:

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